Aquella noche partimos a un sueño,
nos enclaustramos por una ilusión,
la perseguimos con nuestra vida
Para no caer en la maldita perdición.
Renació una tenue luz en el camino,
es la guía a través del destino
del que ahora tu y yo formamos parte.
Acompáñame, permanece aquí conmigo.
Las tétricas noches de mi soledad,
murieron a causa de la tempestad,
creada por tu precioso espíritu
cuando me permitió contigo despertar.
Ayuda en la que hoy te refugias,
fruto de la necesidad de no sufrir,
tantas lagrimas derramadas al azar
por el anhelo de algún día existir.
La esperanza que yacía escondida
bajo velos de miedo e inseguridad,
brilla entre las sombras grises
como señal de la añorada felicidad.
El horizonte nos llama por libertad,
avancemos sin caer en la desolación,
oye los sonetos de la eternidad
por la que palpita nuestro corazón.
Sacrificios que marcan las heridas
de un pasado azotado por mentiras,
responsable del sufrimiento que llevas,
de sus huellas en mi mente perdidas.
Somos maltratados por la realidad,
nos sigue sin descanso para separarnos,
intenta romper el lazo que forjamos,
utilizando la muerte para extraviarnos.
Cruzaremos aquel mar de fantasías,
viviremos del sueño que aun permanece,
porque somos dos simples mortales
que juraron amarse para siempre.
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