En esta nueva mañana,
abres tus bellos ojos al cielo,
dejando que la luz del sol
se reflejen en tus pupilas cafés.
El destello del amanecer,
asomado en tu ventana,
brilla sobre tu hermoso rostro,
de tés blanca como la luna.
Con tus suaves manos,
delicadamente y con ternura,
retiras tu ilustre cabello
oscuro como la más preciosa noche.
Dejas al descubierto,
una cautivadora sonrisa,
precedida por tus labios rojizos
dueños de tus añorados besos.
Secas lentamente las lágrimas,
que reposan sobre tus mejillas
causantes de tus perfectos
gestos que solo tú posees.
Levantas aquellas sabanas
que abrigaron tu inmaculado cuerpo,
poseído de belleza absoluta
y preludio de toda mujer.
Impregnas este jardín,
de tu delicioso aroma,
que emerge de cada flor
que nace bajo tu presencia.
Pronuncias versos derivados
de tu maravillosa voz,
sonetos carentes de defectos,
innatos al oído.
No prives al mundo de ti,
de tu hermoso rostro,
de tu sonrisa eterna,
de tu amor que tanto necesito.
Finalizan tus más acogedores sueños,
devolviéndole de nuevo a esta realidad,
vida y felicidad infinita
provenientes de ti, doncella perfecta.
0 comentarios:
Publicar un comentario