Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

viernes, 6 de noviembre de 2009

La esquina



Si, en aquella esquina reposaba su aliento cansado,
en aquel lugar permanecía un lamento derramado,
todas las lagrimas que pudieron caer
se hallaban en la esquina donde su espíritu yacía enterrado.
Hombre sin suerte en el tacto de su cuerpo, sin que observar
en sus ojos grises, tristes, por un alma que no lograba alcanzar;
Callaba para sí mismo los fragmentos de vida más hermosos,
en el silencio aguardaba con arrogantes trozos
de esperanza vaciada en cristales rotos.

Personas que lo asesinaban con sentimientos apagados,
almas que fortalecían las cadenas con las que permanecía atado,
un hombre apasionado, una mísera esquina.
Tantas miradas en su rostro marcadas,
sucesos que la ajena sonrisa relataba,
sin correr apresurada, simplemente reflejaba en sus labios
la escases de sueños que dejaban los años.

El sol no penetra los campos quemados de negro,
ni las espaldas de los que Vivian dentro;
aun nubes asidas cubren el cielo
y el hombre permanecía bajo su sombra, esquivando su tormento.
Mendiga sus ansias de sufrir, sus malditas horas por vivir,
sentado días y noches, tocando el vacio sin sentirlo.

Niño acorralado, hombre de espíritu quebrantado,
en su rincón de ser humano esclavizado,
un espectador sosegado a la vista de los que no han amado.

-Me duelen los ojos porque puedo ver, ¡sí!, aquel hombre soy yo-

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