Oí que tus labios extrañan una sonrisa,
que tu boca se está secando en la oscuridad.
Oí, que te estás quebrando en decenas de trozos
que actúan cortantes sobre la piel de tu alma.
Cantan los cuervos que el fin ha llegado
para los amaneceres plagados de luz,
que tan solo se hallan sombras a tu alrededor
consumiendo el horizonte de tus esperanzas.
Lagrimas me relataron la soledad en tus ojos,
del vacío que arrastra el brillo en tus pupilas.
Hojas verdes me insisten el ver en ti una doncella
jugando desesperada al desvanecimiento de la vida.
Siento que el amor se rompió, y nosotros junto a él.
Yo me miro incrédulo frente a estos relatos de pesadilla,
no sonrío, pero sé que tu sonríes.

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