Quimeras

Mira tus ojos cegados brillar oscuridad

en aquel pudiente e hipócrita cristal,

reflejo de la muerte mortal y espiritual

de los sentimientos abnegados por la realidad.

Las mentiras reencarnan en la felicidad

consumida por tu necesidad de verdad,

y que deserta al abandonar tus sueños

para sofocarte en un póstumo intento de vida.

Permanentemente permanece hendida la herida

de las viejas batallas de egos derrotados,

las mismas espadas de los amaneceres pasados

perforando los escudos de tus paraísos derrocados,

tu esperanza se resume en un nuevo mañana,

en una tormenta que a las ilusiones daña

ya que en cada crepúsculo perdemos sueños

para reanimarlos en el fronterizo sol y sus destellos.

De esta manera, yo vivo escondido de las quimeras

que cabalgan al mis ojos cansados cerrarse,

porque las vidas de los hombres no son más que rameras

con respiros valientes que jamás pausan su combate

por una vida que al cielo jamás, jamás les traerá.

El amor de una mujer escapando de sus manos

porque amor es lo que le han negado sus hermanos;

su sonrisa es desesperada, la vende a ilusiones lerdas

que la traicionan. También la incordian las quimeras.

La vida muere, desde el instante en que nacemos,

ya que la vida solo existe en nuestros sueños.

Contender por el cielo es igual que huir del infierno

pues ninguno de los dos existe,

pero aunque sé que no hay final, mi alma persiste

por encontrar la felicidad donde todos la dan por inexistente.

Si se desea vivir un sueño, hay que soñar primero,

Es una semilla que florecerá algún día, espero,

Pues toda semilla vive si fértil es el suelo.