Hoy te vi, en un vivo día de sol,
que aguardaba por una chispa de tu calor.
Yo mientras perdido paseaba por tus ojos
escasos recuerdos cernían en mi mente,
preguntándome, si acaso las estrellas,
que pocas, siendo testigos de tu y yo,
existieron como cuna de un futuro amor.
Ayer tus labios me entregaban besos,
pero dudo si eran tus deseos verdaderos.
Precavido soy frente a un corazón
ya que títere siempre he sido del amor;
Cobarde, tal vez, pero no me resigno
cuando mi vida deseo que halles en tu camino.
Discúlpame, señorita, si de caballero
ha sido nada lo que en mi has percibido,
si de almas gemelas aquí no se toma,
pero poco es mi interés por un gélido brillo
si se que el bello invierno vendrá contigo.
Ofréceme otra oportunidad, diminuta,
para embellecerte con la pasión que recorre
desenfrenadamente, mi cuerpo ávido de deseo.
En tu presencia, cualquier astucia es ciega,
tu voz deja tartamudas mis lerdas palabras,
tus ojos despistan mi mirada,
la extravían en el abismo de la nada,
porque lo único que me es posible realizar
es el cariño que sobre ti deseo derramar.
0 comentarios:
Publicar un comentario