Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

sábado, 13 de noviembre de 2010

Como esos eternos amores.


Sin ella, la soledad será integra en mi alma,
como mi amor cuando en besos su boca callaba.

No puedo decir que sin ella no me queda la vida,
pero aun con vida, sin sueños brilla la luz de cada día.

Aun escucho sus pasos deambular mis pensamientos,
como el recuerdo que jamás se desea olvidar,
admito que de ella soy y de ella son estos sentimientos
no porque en este instante mis lagrimas sean versos,
si no porque ella es amor, como esos amores eternos.

La noche me insiste, en que debo escribirle
tal cual le escribía en el apogeo del amor,
adornando su rostro, seduciendo su cuerpo,
o cuando con la timidez de un niño solo decía, te quiero.

Que interesa si murmuro maldiciones
o me convierto en agorero de mis acciones,
con su dolor consumiendo mi sonrisa,
mi amor es duradero, como esos eternos amores.

La noche venidera jamás podrá ser más duradera
que la felicidad creada por la primavera para ella;
Si mi corazón no desea abandonar aquellos sentimientos
es porque su amor se cierne en cada uno de ellos,
tal cual lo hacen esos amores eternos.

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