La noche llego al apagar mi muerte,
la noche brillo con tu luz tenue;
al finalizar encendiste la vida
que curo con lagrimas tu herida.
El brillo fue despedido por el cielo
en medio de mi tétrico lamento;
Derroco la oscuridad al nacer
con el surgimiento de mi sueño.
Mi corazón latió en tu reflejo
emitiendo su sonido placentero;
sintió una melodía encantadora
que provenía del horizonte negro.
Secuestraste mis ojos con tu luz,
tan agradecidos se hallaban
al fijar mis pupilas perdidas
en lo que día y noche añoraban.
Inmediatamente me sumergí en ella,
me ahogue en esas fuentes de dolor,
de felicidad en gotas que corrían
sobre un arcoíris admirando su color.
Me sacie de una alegría infinita
al ver que un deseo se cumplía,
cuando surgió de la luz tenue
tu rostro iluminado por tu sonrisa.
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