Cuando el tiempo transcurre silencioso
tras la mirada ajena de tu camino,
con cautela traza la muerte de tu vida
sin romper tu alma al regarla por la senda;
Confundida por el gris del cielo
palpitan tus pasos sujetados por el suelo;
tus ojos observan el altar de la luz,
tus pies besan la niebla de la oscuridad.
Lagrimas caen al precipicio de tus mejillas,
dejan gotas de sangre por tu rostro perdido
en la absoluta tristeza que enmarca en ti
la sonrisa que persevera dentro de mí.
Escribes los sueños inconscientes del amor,
del dolor al que le deben sus respiros.
Dime amor mío, ¿porque no nos han seguido?
si de la tinta nuestros deseos han surgido.
No deseo que tus ojos desplieguen miedo
al ver mis brazos cubriendo tu cuerpo
de las cenizas nacidas del fuego,
que quemo tu felicidad con mi espíritu durmiendo.
Corta los lazos de mi corazón,
rompe mis manos al irse las tuyas,
pero aun si tu vida sangra en mis ojos,
yo te seguiré con alas cuando el cielo te permita volar.
Caminare anhelando escuchar tu latir
despertando el cielo para abrirse junto a ti.
Si tus ojos se abren y ven la luz atravesando
la negrura despedida de las nubes, sabrás
que la esperanza que yacía en tu clamar
abre sus pétalos como la flor en la que
nuestro anhelado sueño florecerá.
Róbate tu vida, ella siempre permanecerá con la mía.
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