Han crecido ocho rosas en el jardín de nuestro corazón, rosas que en su
color declaran la sangre que se derramo al lastimarnos con las
espinas que se atraviesan en el pasado, que sus tallos delgados
son las lagrimas que caeran y las veces que nos tendremos que
levantar luego de derrumbarnos victimas del suelo. Crecen las
flores, sostenidas por una ilusión, guiadas por la esperanza...
hacia el cielo de la felicidad.
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