Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

domingo, 18 de octubre de 2009

Tu ausencia



Los días transcurren fríos
y se congelan con el tiempo,
tan lentas las horas,
desesperantes son los segundos;
El sol a la vez muere
junto con las rosas rojas;
se resigna el viento
a continuar soplando.

El mismo aire que respiro
sofoca mis pulmones
al no tenerte aquí conmigo;
Mis labios tiritan helados,
rotos y desangrados
al no sentir el calor de los tuyos.
La brisa sopla la luz
y le da vida a la noche,
para que transcurra oscura
por los valles eternamente solitarios.

Las estrellas se funden en el cielo
porque tus ojos iluminan mi sendero,
los míos observan la lenta niebla
que ha sumergido a la paciente noche
entre lagrimas llenas de miseria.

El amor se siente más distante,
mientras observo el triste lecho
donde mis brazos desean abrazarte,
mi boca de tu piel deleitarse
y mi corazón en sus latidos abrigarte.

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