La noche me tranquiliza
con el volar del suave y frio viento
que me arrulla en sus dulces deseos,
como tus suspiros, mi doncella,
cuando te entregas a tus sueños.
Esta leve brisa que me acaricia
me recuerda el palpar de tus manos
que en mi piel respira,
me permite sentir tus labios
y los besos por los que mi boca delira.
La luna, blanca y majestuosa,
viste tu piel con su manto de luz
y te detalla esta noche más hermosa.
La veo destellar en tus ojos
adornándote lagrima a lagrima
esculpiéndolos infinitamente preciosos.
Sentirte, porque no logro hallarte,
en esta noche de estrellas fugaces,
solamente sentirte, en este espejo,
dueño de tu reflejo que se esconde
en este oscuro pero perfecto cielo.
Imposible no buscarte en mis pensamientos,
mujer de mis lamentos, de mis sueños,
dueña de mi sonrisa, de mi dolor,
de los mas agraciados recuerdos.
Sé que cuando decidas partir
los amaneceres y el sol morirán,
los arcoíris de gris se tornaran
y la vida en este corazón no existirá.
Jamás permitas que se nuble la mirada
que me enamoro y en las ilusiones caminaba,
que jamás tu voz sea callada por el silencio
para que cante y crezca un jardín en este desierto.
Las flores regaran sus pétalos sobre tu lecho
y como la noche, las estrellas serán parte de tu sueño.
0 comentarios:
Publicar un comentario