Sinceramente, soy esclavo del pasado, estoy cegado por el ayer; cada respiro, cada sueño, nace dedicado a ella, aquella mujer que permitió que por un instante yo fuera plenamente feliz. No soporto mas, las noches me consumen y los días me embriagan de desesperanza, estoy profundamente adolorido, el dolor me azota sin cesar, mi corazón se lastima sin parar.
No poseo pasión más que por ella, y recordar que no la puedo amar me apaga profusamente. Me odio por haberla lastimado de esa manera, por no haber hallado la manera indicada para entregarle mi corazón sin abandonar en ellas las esquirlas de viejas heridas, pero una leve sonrisa adorna mi rostro al pensar que hubo un instante en que le permití sentir el amor que vive dentro de mí y que por mi fue feliz. Un amor que en la desgracia me manipulo y fue demasiado para este ser humano que solo poseía inocencia y amor, era lo único que deseaba entregarle a este mundo. Me muero lentamente, solo, abandonado en este recinto de sentimiento puros, aquí donde fallezco plasmando la poesía más hermosa que tan solo mis labios leerán. Mis ojos se cierran y no desean despertar más, extravié mi vida y corazón, todo mi ser a ella se le fue entregado.
Descansare en el valle de la sombras, en aquel sendero que añore iluminar, como un poeta que ha sido maldecido por lo que de manera perfecta hallo, el amor. Me seco con el tiempo, no lloro, no siento, el llanto a mi alma se sumergió.
Su ausencia me destruye, me devora en medio de tristezas perpetuas. Ahora solo deseo morir en un sueño en cual pueda observar desde el majestuoso cielo su vital y amada sonrisa mientras las estrellas conspiran para entregarle a sus ojos un te amo.
0 comentarios:
Publicar un comentario