Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

domingo, 4 de abril de 2010

Pequeños pensamientos


Para un cielo que más claro que el gris no se marca, parezco encerrarme en una vida inexistente, una vida olvidada para las rosas y el color de sus pétalos, para el mar y el azul del espejo donde se refleja, es mi opción creer que tan solo en los pasadizos de mis sueños recuerdo cada rincón y situación de aquella vida como si hubiese sido lo único en lo que yo he abierto los ojos. Caigo en la locura al permitir que mi conciencia se la lleve un ciclo creado por la hipocresía que yace castigando lo más profundo de mi ser, no por caer en la mentira o cobardía, si no porque muy bien sabe la falsedad que diferente soy a los demás, que soy presa fácil, que soy débil, que me estremece el dolor que jamás se posa sobre mi lecho. Veo mi alrededor, este ecosistema de parásitos que se deteriora a cada segundo, y solo me causa una melancolía profusa; me pregunto y les pregunto a cada uno de los seres que me rodean, a los que quiero y a los que odio, ¿Por qué no logro ser feliz como ustedes? ¿Por qué no sonrió con las cosas sencillas y hermosas de la vida? En ocasiones siento que mi sonrisa se ha desboronado, que mi rostro es un reloj de arena que funciona a merced de las manos del tiempo. El aire es una poesía infinita y así impregna de ella a todo en lo que reposa, cada persona, cada cosa en este bello mundo;  menciono esto porque sé que es así, pero el inconveniente descansa en que mi alma ya no lo ve así, yo deje de respirar y con ello deje de vivir, ya no veo la poesía que antes me cautivaba, esta se ha caído a un abismo que no encuentro. El presente es construido con recuerdos del pasado, en mi mente todo es sucesos que han acabado, convirtiendo a mí ser en un rompecabezas de sueños que las personas han olvidado.
Soy el recipiente de una mujer que rego sus sueños en el vacio de mi corazón, pero ella partió y quedo aquel recipiente adornando la habitación solitaria de las ilusiones caídas. Un recipiente, tan solo eso soy, donde todos aquellos taciturnos seres riegan sus lágrimas en mi y luego parten, parten lejos, abandonando sus lagrimas en mi, para así olvidarlas y olvidarme; una cosa inerte, eso soy, porque no siento el castigo ni la bendición de vivir acariciando mi rostro.
Envidio la sonrisa de un niño, los delicados gestos de una mujer, porque en este mundo carente de belleza es increíble que existan cosas tan perfectas y hermosas. Envidio la felicidad de un niño y de una mujer, que se compadecen de las cosas pequeñas y les sonríen fácilmente, los envidio, pero a la vez amo que existan. Amor, amo el amor, lo amo desenfrenadamente, mi pasión inagotable, por la poesía, por la música, por el arte, por ella.

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