La noche es hermosa con tu reflejo en la luna,
inmaculada eres frente a los astros que intentan
iluminar la oscuridad sembrada en mi.
Permito que traigas los dilemas que te agobian
para que partas disimulando una sonrisa
-incierta y falsa para cualquier apatía-
y me abandones con tus gusanos devorando
el hilo que me sujeta sobre las esperanzas impías.
Te vas y acabo por ulcerar mis sueños en un rincón
donde la única compañía es mi ser adolorido.
Me muestras los extraños brazos que te abrigan
mientras los míos se congelan en la necesidad de tu calor,
juegas a burlar la muerte, al ver que te sigue,
permaneces, en silencio y oculta, sollozando,
cuando a mi la muerte ya me ha guardado en su regazo;
Me hablas de tus amores y de tus odios
y yo me engaño preguntándome por aquello que te entregue,
sabiendo que jamas basto para apagar tus desdichas.
Te vas, sin saber que me muero cada vez que te vas.
Desapareces eternidades enteras,
y a la soledad perpetua me entregas.
Me regalas tus palabras sin percibir la importancia de ellas
para mis noches tan estrelladas como amargas;
y hablar de tu sonrisa, que aunque se que no es mía,
cada vez que la descuidas y cae sobre mi vida
es un latido mas para mi corazón que por tu amor delira.
Continua luchando, yo me seguiré acabando.
No hagas caso, no te detengas por aquel que vive de tus sobras,
continua luchando, yo bajo la noche te seguiré amando.
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