lunes, 28 de junio de 2010
Los brazos de la esperanza
Son miles de cosas que se derrumban sobre ti,
tan débiles son los cimientos del alma
que solo queda refugiarte bajo los brazos de la esperanza,
una esperanza ciega, que ni el miedo espanta.
Yo soy aquel que nada carga sobre su espalda,
pero el vació se cierne sobre mi cara
al no hallar un corazón donde guardar el amor
que el mundo sin compasión me rechaza.
El frió calumnia tu cuerpo y congela tu espíritu,
y los brazos que buscas se han marchado...
date cuenta que el no sirve para estar a tu lado.
Ninguna ayuda te brindaría aquello que no existe.
Mis manos son la corriente de caricias inertes,
el cariño que se ha marchado, los besos de la muerte.
El abrazo que he dado no encuentra aquel calor
que brinda un propósito a mi insignificante dolor.
Me intenta asesinar la pena y la misma vida,
pues hablar de ti y de mi, torna los sueños una pesadilla,
porque no existimos en el mismo tiempo,
somos un amor que jamas debió sentir el viento.
Y sin embargo, te brindo mis brazos, te abro mi camino,
para que partas ahora o navegues esta tormenta conmigo.
Otorgarle a mi pasión un poco de sentido,
soy una guarida vacía donde puedes refugiarte
y tu la tristeza que deseo que acabe.
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