Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

miércoles, 16 de junio de 2010

El caudal de mi ser


Intentare escribir de nuevo. Lo sé! No me expreso hace bastante tiempo, pero es difícil apagar una luz que ha cubierto el cielo, porque la noche no tarda en nacer y el crepúsculo se cierne en mi alma en este instante de quebrantos acorralados. Ciertas cosas me lo han impedido, nada, nada externo o dentro de mi es lo mismo, todo lo que soy forzadamente a comprendido la importancia de la luna que he perdido. Existen sombras opacando mis ojos, negros seres que jamás se apartan, calumnian sin piedad el camino de mis pies secos; la tinta que dibujaba aquellos sentimientos es escasa y la fuerza en mi mano se esfuma.
Nada ha muerto, solo descansa el amor que siento, que por bellos momentos, perturba la paz de mi corazón sereno. Así es, nada muerto, para mí, que como un niño terco, persiste su esperanza por una sonrisa vacía, plasmada en la boca de una cornisa. –No corras más-. Me susurra la valentía para desdeñarme del miedo, pero ni siquiera se a que tan cobardemente le temo, si nada poseo y la pluma de mi corazón es imposible perderlo. En este espacio de tiempo, podría relatarte cuanto te quiero, pero ni las infinitas palabras suficientes son para mostrarte cuanto te amo. Te podría decir:
“El camino que lleva a la felicidad, me conquista día a día, no porque aquella sonrisa sea la mía, si no porque en la tuya esta refugiada mi vida”
Pero poco es la perfecta poesía, si deseo amarte más allá de mi vida, porque estos versos me castigan por tu indiferencia, noche y día.
No procuro darle vida a tus labios, su sensualidad aun abarca los míos, mi intención no es reflejar estas palabras indiscriminadamente en tus ojos pues no hay amanecer en el cual no te vea. Oh! Y es que desearía que mi piel te sintiera, para que rasgues mis poros con tu seducción y yo consuma tu cuerpo con los besos de mi corazón. Maldita sea, todo es poco, demasiado poco en tu ausencia, escribir al viento me flagela, me invita a ser devorado por la tierra. Princesa durmiente en hojas verdes y belleza, feliz se que eres fuera de esta vereda. Aquí, donde las melodías tristes son cantadas por los pájaros  y la locura es perpetua, un siervo de las palabras que procura ocultar su mediocridad y la cordura de sus relatos es ajena, te escribe como único propósito de su existencia, pues, créeme amada mía, que en cada recuerdo que recojo del ayer, te encuentro como inspiración, eres el caudal de mi ser.

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