Amada mia

Finalizaba la tarde y con el crepúsculo
se dio lugar a una hermosa noche,
la cual cubria cada rincón con la oscuridad.
La luna se abrió paso entre las nubes,
asesinando el sol y adueñándose del cielo
que permanecería en tinieblas.
Una tenue luz en medio de la oscuridad,
iluminando un corazón que solo a la luna pertenece,
un corazón que late con su resplandor
y se alimenta de su inmaculado amor.

Tu eres la Luna que desgarro mi corazón y lo hizo eternamente suyo.

Te amo

sábado, 17 de julio de 2010

El precio del arte


¿A que le obsequio mis versos? ¿Quien posee la humildad de incursionar en ellos? El motivo por el cual continúo cantándole a un papel a muerto, al vacio escribo porque vacio me encuentro y si la literatura es mi vida, no hay porque seguir viviendo.  Construiría un libro entero, sobre ti, Zedka, mi amor eterno, pero ¿Cómo lograrlo si no te poseo? , ¿Cómo hablar de la Luna si no veo el cielo?

Delibero sobre mi vida, cada noche solitaria y fría, tan triste, embargado de miles de lágrimas que con su sal deterioran la piel de mi alma y la hacen más insignificante, más doliente, pues ellas es una herida abierta y cada caricia quema.

Cada nuevo día lo espero como si con el amanecer naciera una nueva melodía, que cambiara mi agonía y me entregara a un sendero de luz. Lucho, lucho incesantemente para mantener vivos mis respiros, evitando ahogarme en el profundo mar de dolor que ha nacido en tu ausencia.

Me duele, y a veces desearía caerme, porque la Luna me desprecia cada noche y me entrega a la maldita soledad, no hallo amor, ni cariño, ni amistad alguna, solo, solo vagando sin rumbo por el desierto árido de la poesía. No sé que tanto te entregaría, pero lloro noche y día, pues el que en otro cuerpo te resguardes lastima.

Una palabra tuya, caminar en tu mente un instante, un latido a tu corazón entregarle, tu sonrisa a que en mi se resguarde, es lo que deseo locamente, aunque de ante mano sé,  que nunca más lo obtendré. Le escribo al viento, le canto al cielo sereno, soñando que tú me escuchas, que me lees, pues todo lo que realizo es por ti.

Escribo sobre mi piel, donde una vez corría el camino que recorrieron tus labios, pero que ahora no es más que tacto erosionado. Te pienso, y siento que me muero, pues la muerte es indolora y masoquista, porque me hace daño y sin embargo, mi amor no cesa el buscarte y destruido paga el delirio de amarte, el precio del arte.

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