lunes, 27 de septiembre de 2010
Es el viento fiel mensajero
Mi corazón labriego,
de las colinas de tu cuerpo es fiel aventurero.
Sus huellas heladas,
por la gran pradera cobertor de tu piel son dejadas.
Oh! mujer, que con tu existir existe mi mundo,
en tu aliento es soplada mi vida y el dolor es mudo,
¿En qué tramo te extravié? Pobre de mí, pobre vagabundo.
Los espesos bosques, junto con las rosas y orquídeas,
sucumbieron, y son cajas grises los recuerdos de cuando eras mía.
Que tonto!, si el cielo no será ni fue jamás dueño de la Luna,
-¿cómo arrebatar a una blanca paloma la libertad que la desnuda?-
Los astros duermen en el regazo del cielo,
no por necesitarlo, si no porque ellos así lo decidieron.
Mira, así se rige este amor ciego,
que en copos de nube te entrego,
para que te los entregue el viento, fiel mensajero,
porque, Amor, se que de mí, vuelas lejos.
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